domingo, 5 de diciembre de 2010


Otra ofensiva anti popular de Mujica.

Causa preocupación en el movimiento popular, las últimas decisiones del Gobierno de Mujica que atentan directamente contra las posibilidades de resistencia de la clase trabajadora y el pueblo, a una política económica de corte netamente neoliberal y pro imperialista, que apunta a cumplir a rajatabla con los mandatos del FMI, el BM y el BID, y que carga sobre los hombros de los trabajadores el peso de la crisis imperialista que se viene dando a nivel mundial.

Y estas medidas a las que hacemos referencia, son en primer lugar el decreto elaborado por el propio Presidente, que coarta el derecho de huelga de los trabajadores estatales en todas sus áreas de trabajo, Empresas Publicas, Educación, trabajadores municipales y trabajadores de la administración central y artículo 220, (servicios descentralizados), y en segundo término (aunque no menos importante), el anuncio del cierre del 75% de las radios comunitarias existentes en el país.

Ante la medida de lucha con ocupación de sus centros de trabajo realizada por los funcionarios de la Intendencia de Tacuarembó, y ante manifestaciones de la justicia en cuanto a que el desalojo no podía producirse por no tener los trabajadores públicos prohibición alguna de ocupar sus centros de trabajo en la legislación vigente hasta el momento de suceder dicha medida gremial, Mujica presurosamente emite un decreto que coarta el derecho a la extensión del derecho de huelga de los funcionarios públicos.

Este decreto, que viola el artículo 151 de la Organización Internacional del Trabajo, vulnera flagrantemente los derechos de los trabajadores, porque permite a las patronales, en este caso el Estado, a trabajar con rompehuelgas tratando de quitar posibilidades de éxito a las medidas de lucha de los gremios, cuando pelean por el salario, condiciones de trabajo y en contra de la represión. Este gobierno apunta, igual que los anteriores, a debilitar la organización y la lucha de los trabajadores y el pueblo. Y para ello también pretende acallar las voces de las radios comunitarias que no son afines al proyecto de país que tiene el progresismo, dependiente y neoliberal, entregado al capital extranjero y al pago de la deuda a costa del salario y las condiciones de trabajo del pueblo.

El Derecho de Huelga es uno de los derechos fundamentales del hombre, es una de las formas de resistencia a la opresión capitalista.

Las radios Comunitarias, son garantía de la libre expresión de los pueblos, a la vez derecho fundamental de todos los hombres. La difusión de las culturas de los pueblos oprimidos, de las clases oprimidas, de las culturas regionales y de las necesidades que se plantean en la vida cotidiana de los barrios, de los pueblos pequeños, de las villas donde los pobres luchan por su supervivencia, solamente se expresan en su real dimensión a través de la comunicación comunitaria.

Una y otra medida de este gobierno, esconden en su seno el principio de una escalada represiva tendiente a silenciar el descontento popular, el desenmascaramiento de las mentiras profesadas en campañas políticas, y a la vez evitar la difusión de los verdaderos proyectos de cambio social que se vienen gestando desde abajo, desde las propias entrañas del pueblo trabajador.

El desarticular el crecimiento del movimiento de radios comunitarias apunta a silenciar las voces del pueblo, del mismo modo que se apunta a empobrecer la educación democrática popular o el debate de ideas, siendo todo esto un paquete que conforma una sutil forma de dominación que no es nueva en el mundo imperialista. La presión del capital está en el fondo. Las grandes empresas de la comunicación y sus avisadores con su discurso único, culturalmente van generando una vertiente de opinión que sólo favorece a los que más tienen, fomentando el consumismo, el individualismo y la idea que ser alguien en la vida es equivalente al tener, algo así como el cuanto vales Juan González.

Entre tanto, la lucha contagia, crea otras formas de resistencia y el pueblo trabajador va aprendiendo en la práctica, a romper las cadenas que lo oprimen.

Por eso el sistema debe coartar lo más posible ese derecho a la resistencia que contribuye a la toma de conciencia porque de ello depende su supervivencia. Y sacan decretos contra los cortes de ruta, contra los piquetes, contra las ocupaciones que van generando en la clase trabajadora ese pasaje de clase en sí a clase para sí, es decir a la toma de conciencia de sus intereses, en una lucha contra las otras clases que son las que la oprimen.

El mundo capitalista imperialista mantiene en su seno una serie de contradicciones que se van resolviendo a través de los conflictos que dichas contradicciones generan. Las contradicciones inter imperialistas generan los conflictos entre los países imperialistas por el reparto del mundo, las contradicciones entre países imperialistas y países oprimidos, generan los conflictos entre los países imperialistas que viven del saqueo del tercer mundo y los países oprimidos que luchan por su liberación. Las contradicciones entre las clases dominantes de los países, en nuestro caso la oligarquía criolla y el pueblo en general, generan los conflictos entre la oligarquía y el pueblo, y las contradicciones entre la burguesía y el proletariado o clase obrera industrial, generan los conflictos que estamos más habituados a vivir en lo cotidiano, como también lo vivimos día a día , la lucha de los estatales contra el Estado burgués, que es el administrador de los negocios de las clases dominantes, y por eso permite la extranjerización de la tierra aún a costa de la depredación del medio ambiente y los recursos naturales, se preocupa de que las exportaciones no sean interrumpidas como en el caso del ganado en pie, permite que los capitales extranjeros y privados se asocien con las empresas públicas, mientras no permite la ocupación de centros de trabajo, ni el corte de rutas y pretende cerrar cientos de radios comunitarias en todo el país, además de las que ya acalló en la anterior administración y que suman mas de cien.

Las medidas económicas y político-sociales son las que definen un gobierno, y no su palabrería barata. A quién favorecen las políticas, cómo se realiza la producción de bienes y servicios, y cómo se reparte la riqueza generada socialmente, define el sistema bajo el cual conviven los hombres que integran una sociedad, y es indudable que vivimos de acuerdo a lo expresado en un mundo capitalista en la época del imperialismo. Por lo tanto, un gobierno que quiere dinamizar el capitalismo, que sigue apostando a la inversión extranjera, al pago de la deuda externa, que se reúne y acuerda más con los grandes capitalistas nacionales e internacionales que con los trabajadores, indudablemente de izquierda nada tiene en su contenido, y tal vez acaso le quede algo en un pobre discurso.

Y para finalizar,como para ir pensando: que los conceptos de liberación nacional y el socialismo, que muchos arrepentidos y muchos de derecha dan como conceptos del pasado lejano, como anacronismos planteados por algunos nostálgicos, continúan más vigentes que nunca mal que les pese a los que se encuentran hoy disfrutando del poder.

Jorge Pérez.

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