viernes, 12 de noviembre de 2010


Discusión demagógica y politiquera sobre el INAU.

En los últimos días, los trabajadores de la División SEMEJI del INAU nos hemos visto envueltos en una polémica mediática sobre los destinos de nuestra División, con propuestas de la creación de un Instituto de rehabilitación para jóvenes infractores, la baja de imputabilidad y la preservación de los antecedentes de los delitos cometidos como menores de 18 años una vez cumplida la mayoría de edad de los infractores a la ley penal.

Incluso algún editorialista, que seguramente no conoce ni donde se encuentra la Colonia Berro, se da la licencia de opinar preguntándose si las autoridades y los trabajadores no tendríamos complicidad o co-responsabilidad en las fugas y los delitos cometidos por los jóvenes que se fugan de los hogares de INAU. Los políticos de todas las banderas que tienen representación parlamentaria, buscan solucionar fácilmente un problema tan complejo como todos los problemas que se dan en una sociedad dividida en clases. Incluso el Presidente de la Institución, Javier Salsamendi, ante el planteo dela creación de un Instituto de Rehabilitación de Adolescentes Infractores, plantea que el mismo debería estar dentro de la órbita del INAU. Ante esto nos preguntamos: ¿no existe ya el SEMEJI para atender la adolescencia en situación de privación de libertad? ¿Y se piensa contar con los mismos recursos humanos y materiales con los que contamos hoy, en ese nuevo instituto dentro de la órbita del INAU?

El Presidente de la Institución expresó en diferentes medios de prensa que para el mes de enero se terminaran las obras para alojar a cien jóvenes más en instalaciones de privación de libertad. 32 plazas se alojarán en el hogar de General Flores y Boulevard Artigas donde se colocarán 4 contenedores. Se ubicará un contenedor más en el hogar CIT que alberga a 10 adolescentes, y dijo también que se están construyendo 75 plazas en el SER y en el hogar Desafío.

Los contenedores cuestan 500 dólares cada uno, y se rechazó el establecimiento de La Tablada que el Ministerio del Interior se lo cedía gratuitamente, por considerarlo inconveniente técnicamente para la labor educativa con los jóvenes. ¿Son los contenedores licitados por la empresa FRIMARAL más aptos para la tarea educativa en el encierro que La Tablada? No lo creemos.

Ante la falta de respuestas concretas y de soluciones reales a la problemática social que provoca la marginalidad y la exclusión de miles de uruguayos de la educación, de ámbitos culturales, del mundo del trabajo, de las relaciones de producción, y de posibilidades de una vida digna construida en base a la formación y al trabajo y salarios dignos, se cae en “creativas propuestas” alternativas que no sirven para solucionar el problema de fondo, que no tiene solución en el marco del sistema capitalista dependiente en que vivimos. Eso sí; servirán seguramente para crear más burocracia, altos cargos para los amigos y tirar más dineros públicos.

Jueces y fiscales expresan entretanto que la creación del Instituto de rehabilitación y la baja de imputabilidad de los menores infractores no serían necesarias si el INAU evitara las fugas de sus instalaciones.

El problema de la adolescencia en situaciones de riesgo social, que generalmente devienen en problemas de consumo de drogas peligrosas e incluso infracciones a la ley penal, necesitan para su minimización como problema social, la intervención interdisciplinaria que aborden los diferentes atravesamientos que contienen las conductas disociales de los jóvenes en cuestión. Necesitan del abordaje ala familia, la intervención de los institutos educativos formales en serio, de la atención médica y psicológica integral, con tratamientos a la patologías psiquiátricas como corresponde, y los problemas del vínculo y el aprendizaje como forma de lograr la integración a la vida social plena de dichos jóvenes.

Todo individuo se desarrolla socialmente, en un aprendizaje vital que comienza en la familia, como grupo primario y donde el niño comienza su vida de relación en sus primeras experiencias de socialización. Si esas experiencias son traumáticas, son vivencias de carencia, violencia, desafecto, pobreza material y afectiva, ese niño quedará marcado para siempre, y necesita un abordaje especial y contención en nuevas experiencias de des aprendizaje de lo viejo para re aprender a convivir en sociedad bajo nuevas formas de relacionamiento. Esto permitirá una mejor resolución de los conflictos y las dificultades que se le planteen en los grupos secundarios, amistades, escuela, liceo, trabajo. Esto, conjuntamente con lo heredado va conformando el psiquismo de cada individuo y lo hace único e irrepetible, con sus carencias y potencialidades.

Los trabajadores, ante las “soluciones” ficticias planteadas desde las tiendas políticas y las instituciones del poder, como forma de respuesta a la presión social sobre la seguridad ciudadana, debemos seguir luchando por la formación permanente de los trabajadores para poder abordar la problemática de los jóvenes en todas sus dimensiones; la conformación de equipos de trabajo para realizar esta tarea con eficacia; recursos humanos y materiales suficientes para la contención y educación de los internados; mejora de las condiciones de trabajo, mejorando los edificios, garantizando la seguridad en el trabajo para todos los funcionarios, minimizando los riesgos a la integridad física y psicológica de los mismos.

Y para culminar, debemos luchar por recrear la autoridad del educador, como actor principal en la vida cotidiana de los centros por ser el que está en permanente contacto con los jóvenes durante toda la jornada de trabajo. Autoridad técnica y en la toma de decisiones en referencia al cotidiano del hogar y a las situaciones que se plantean permanentemente.

Jorge Pérez.

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