Sobre la crisis de la Industria Láctea y la lucha en los consejos de salarios.
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s de conocimiento público que el sector lechero anda
muy mal. La pérdida de mercados de la industria, el endeudamiento de tamberos y
el cierre de establecimientos nadie lo puede negar.
Ricardo Izaguirre, presidente del Instituto Nacional
de la Leche expresó que “Está muy tensa la situación. El sector sindical no
observa la dificultad de los productores”, dijo poniendo a los trabajadores de
Conaprole y de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea, como
culpables por sus “posiciones intransigentes” en los consejos de salarios, de
la crisis del sector. Y agrega que la crisis que se desató en PILI es la cara
visible de una industria deprimida.
Dijo también que “ está el divorcio entre los
productores remitentes y los operarios de la industria”.
Hay según Izaguirre unos 2500 productores que cobran
lo mismo por litro de leche que remiten desde hace cuatro años, mientras que
los trabajadores son unos 3500 y han
logrado aumentos de un 34% en su salario en esos últimos cuatro años. Dice
también que de aprobarse el convenio salarial planteado, habrán subido un 50% en
enero del 2019.
Agrega que los productores son los dueños de las
cooperativas y los trabajadores, sus empleados y sacan mejores remuneraciones.
Los tamberos se sienten ahogados y buscan en los dirigentes de las empresas soluciones para poder mejorar sus ingresos.
Mientras tanto los trabajadores presionan en los
consejos de salarios para seguir aumentando sus haberes y toman las medidas
gremiales que creen convenientes para lograr sus fines.
Las gremiales de productores, y el gobierno, buscan
confrontar a los trabajadores con los pequeños y medianos productores, pero la
Federación de Trabajadores de la Industria Láctea no pone las cosas en esos
términos. Los trabajadores han manifestado que tanto ellos como los pequeños y
medianos productores son los que han sufrido estos últimos años y son los más
vulnerables del sector. Aquí podemos decir que la contradicción es oligarquía
proimperialista por un lado y pueblo por el otro.
Las gremiales rurales como la Asociación Rural y la
Federación Rural, que agrupa a la gran burguesía del campo, aliada muchas veces
al capital imperialista, aprovecharon el conflicto en Conaprole para retirarse
unilateralmente de los consejos de salarios. No quieren discutir aumentos de
salarios ni condiciones de trabajo en ningún sector del agro.
El tema es que tanto De Izaguirre como Ambrois,
Presidente de Conaprole (empresa hegemónica del sector) reconocen que 2000
tamberos que remiten leche a esta cooperativa, que en su mayoría son familias,
la mitad cobraron en promedio, 31mil pesos en julio. De allí deberán deducir el
salarios de sus empleados y mantener el establecimiento. Reconocen también que
400 no cobraron directamente, porque deben más de los que se les pagó. Hace más
de dos años que unos 300 tamberos no cobran nada, se endeudan y cambian de rubro.
Si bien Ambrios aseguró que no había margen para
aumentar el precio de la leche, éste se incrementó a 25 pesos al consumidor, y se llegó a un acuerdo en los consejos de salarios
con la FTIL que demostró que no había ninguna posición intransigente en los
trabajadores. Es más; sectores del oportunismo dentro del movimiento sindical
permitieron la flexibilización laboral en el sector, dejando para seguir
negociaciones en las empresas que se consideran en peligro o con dificultades,
para negociar el salario de sus trabajadores a la baja, y llevan la cláusula de
paz laboral.
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o que lograron los trabajadores fue un aumento del 13%
que viene pautado por el ejecutivo, mientras el nudo gordiano se encuentra en
el rechazo de Conaprole del aumento de la prima por antigüedad, el cambio de
régimen de trabajo y la recategorización,
pero si se firmaba la cláusula de paz por tres años, era todo aceptable.
Finalmente el acuerdo se alcanzó en el Ministerio de
trabajo.
Mientras se
llevaban a cabo las negociaciones, estalló la situación de PILI, empresa que
tiene un pasivo de 60 millones de dólares y hace seis meses que no les paga la
remisión de leche a los tamberos. Pili le debe a 70 productores que llevan seis
meses sin cobrar, 1.200.000 dólares y le siguen remitiendo leche a la planta. A
los obreros le debe 350 mil dólares y siguen yendo a trabajar, mientras que le
debe 10 mil dólares a los proveedores y 50 millones a los bancos.
Ante esta situación el gobierno destina un millón y
medio de dólares para que esta empresa siga funcionando, lo que alcanza
solamente para distribuir entre los trabajadores demostrando no aprender de la
experiencia, como la que se tuvo con PLUNA, FRIPUR, etc., que terminaron
cerrando de todas maneras, dejando miles de trabajadors en la calle, no pagando
las deudas con el Banco República y generando más costos a los hombros de los
trabajadores.
Somos partícipes de la intervención estatal de estas
empresas, con participación obrera y la dirección de un gerente idóneo en la
industria de que se trate, y ponerla a trabajar por lo menos hasta el cobro de
las deudas.
En referencia a la situación de los tamberos pequeños
y medianos, somos partícipes de apoyar al productor con un precio sostén del
litro de leche remitido a la industria que permita al productor no endeudarse y
dejar la actividad, dinero que podría salir de
la culminación del subsidio a la cerveza, y de comenzar a cobrar
impuestos a los sojeros y plantadores de eucaliptos para la industria de pasta de celulosa entre otras medidas de
defensa del trabajo y la producción nacional.
Jorge Pérez
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