¿Tienen una explicación
científica el aumento de los alimentos en nuestro país?
Fuimos a la feria
nuevamente el sábado 30 de setiembre en Joaquín Suárez, encontrándonos con las
frutas y verduras realmente fuera del alcance de muchos bolsillos de
trabajadores y jubilados de nuestro país. Pasaremos a ilustrar algunos de
ellos: 67 pesos el kg de berenjenas; 30 pesos un ramito de perejil; 30 pesos una
cabeza de ajo; 50 pesos el atado de remolacha; 2 pepinos 30 pesos; una lechuga
50 pesos; el kilogramo de tomates, 95 pesos y el kilo de pescado 290 pesos.
Siempre lo decimos, que
la mayoría de los trabajadores de este país gana menos de 20 mil pesos, y que
una gran masa de jubilados anda por los 12 mil y algo de pesos. Muchos tienen
familia y más de 40 mil trabajadores quedaron sin empleo en los dos últimos
años. El país crece a base de inversiones extranjeras, y de la clase obrera muy
pocos reciben del “derrame” del crecimiento que fue real, pero no se aportó a
mejorar el presupuesto de esta última rendición de cuentas, dejando a los
trabajadores colgados del pincel. y además cerrando las oportunidades de
ingreso a trabajos públicos en muchos casos, y privatizando áreas importantes
de la distribución de combustibles, achicando la plantilla de trabajadores en
áreas importantes de ese ente autónomo; privatizando sectores de OSE; de la
parte de generación de energía en UTE; en áreas cada vez más importantes del
puerto, etc.
Todos sabemos que vivimos
en un sistema capitalista de producción y distribución de la riqueza, que lleva
en su seno la contradicción fundamental entre la producción social de bienes, y
la apropiación individual de los mismos. Por lo tanto, nuestra sociedad se
divide en clases que son la burguesía oligárquica, dueña de la tierra, las
máquinas, los bancos, los locales de grandes dimensiones comerciales, y de la
mercancía que se exporta y la que se importa.
Es una clase dominante que,
junto al capital imperialista, (las empresas de capitales extranjeros que
vienen a invertir a nuestro país) hacen sus negocios y se enriquecen cada vez
más, fijando los precios de las mercancías.
Luego, en un país
dependiente como el nuestro, encontramos sectores de burguesía nacional que no
entra en el reparto de los primeros, pero explota mano de obra y genera
plusvalía y sectores de pequeña burguesía que tienen negocios propios o
familiares, en la ciudad y el campo.
Por otro lado, se
encuentra el proletariado, que es el obrero industrial, pero que se integran como
clase trabajadora los empleados del comercio y los servicios, tanto públicos
como privados. Somos los que no tenemos nada para vender más que nuestra fuerza
de trabajo, al decir de Marx.
En el sistema capitalista,
no se producen otras cosas que mercancías que se introducen en el mercado para
obtener una ganancia máxima. Para las clases dominantes la oligarquía criolla y
el imperialismo, tanto un automóvil, una casa, los servicios de salud como un
kilogramo de tomates, son mercancías que se ponen en el mercado bajo la ley de
la oferta y la demanda mientras los monopolios fijan los precios, incluso los
intermediarios le ponen los precios de los productos a los pequeños y medianos
productores del campo, y los aumentan al consumidor a tasas muy por encima de
lo que le pagan a ese chacarero mediano o pequeño.
Desde el punto de vista
de la clase obrera y el pueblo, deberían ser bienes de consumo o de uso, para
tener una vida más digna.
Entonces, encontramos una
explicación para la suba de los alimentos constante que sufre nuestro país. Es
que las clases dominantes y los monopolios extranjeros fijan los precios al
alza y los salarios a la baja, y los gobernantes en el capitalismo no son nada
más ni nada menos que los que organizan mediante la elaboración de leyes y
decretos, el funcionamiento del sistema de producción y consumo de mercancías,
para que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Si
no, como se explicaría que las cargas impositivas caigan cada vez más sobre los
trabajadores a través del IRPF y el IVA, los ajustes fiscales a través de los
aumentos de las tarifas públicas, mientras se decretan quitas de impuestos a
los inversores extranjeros y a los grandes capitales.
Insistimos en la
necesidad de crear expendios municipales en cada alcaldía del Departamento
Canario y en todo el país, con precios testigos y productos de los productores
cercanos a cada zona, evitar la intermediación y mejorar la alimentación, la
vestimenta, etc., de todos los uruguayos.
Jorge Pérez.
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