viernes, 6 de julio de 2018


La lucha contra la soja transgénica en Canelones.

Rechazo de los productores y vecinos en audiencia pública al POT.



 El viernes 29 de junio a las 19 horas en la Sala Lumiere del complejo cultural de la Intendencia Municipal de Canelones, en la calle J. Batlle y Ordoñez 621 de la Capital canaria, se realizó la audiencia pública para presentar ante la población el Plan de Ordenamiento Territorial llamado “Ruralidades Canarias” por parte de autoridades de la Intendencia y autoridades nacionales.

En dicho evento se dieron cita diferentes organizaciones sociales y vecinos del Departamento, que se manifestaron en desacuerdo con dicho plan, por las inseguridades que deja  en evidencia la intención de las autoridades y las clases dominantes de abrir las puertas al agronegocio en el Departamento, sacrificando a los pequeños y medianos productores de alimentos en un proceso que se viene dando desde hace años, con la pérdida de miles de productores familiares, pequeños y medianos tamberos y productores granjeros, lecheros, ganaderos y horti frutícolas en toda la región.

Las autoridades de la Intendencia canaria, ajustándose a un proyecto económico que se ha establecido a nivel nacional, pretenden conjugar el agronegocio con la producción nacional familiar en el Departamento, en un  plan que quedó demostrada su inviabilidad con el incidente de la ruta 33 en el paraje La Armonía hace un año, donde un productor sojero argentino de 2000 hectáreas causó daños irreparables a unos siete productores familiares, que se dedican a la producción de tomates y morrones y otras hortalizas.

Para la Comisión por un Canelones Libre de Soja Transgénica participante en la audiencia citada, el Plan de Ordenamiento Territorial presentado quedó carente de legitimidad ante la población que demostró su resistencia al mismo.

Diferentes dimensiones del problema de la soja transgénica.

En primer término, para nosotros es muy importante, el tema de la Soja T.  y tiene una dimensión política. El gobierno está jugado a la captación de capitales imperialistas que inviertan en el país, y en ese empeño está dispuesto a entregar todo para lograrlo. Así se dan beneficios impositivos que no se les dan a productores uruguayos, no se les controla el uso de agrotóxicos y gozan de beneficios para la plantación y exportación de productos primarios de muy escaso valor agregado (poca mano de obra), y nada de control del uso indiscriminado de nuestras tierras, el agua y la contaminación del aire. Aquí entramos a la dimensión ecológica, que no deja de ser una decisión política.

Muchas veces hacemos hincapié en esa dimensión ecológica, que lleva a la dimensión de la salud y convivencia en nuestra sociedad, y afirmamos que la denuncia y lucha en su defensa es correcta pero insuficiente para combatir un tema que tiene profundas raíces en la dimensión política económica y social.

Decimos que tiene principal importancia la dimensión política de este tema, porque lleva al país a la dependencia del capital imperialista en todas sus actividades.

Las decisiones políticas de este gobierno tienen una base económica que lleva a la primarización de la economía, llevando al país al agronegocio, plantaciones de soja y maíz transgénicos, montes de eucaliptus para las plantas de celulosa, y ha extranjerizado más de la mitad de la tierra productiva de nuestro país.

Porque no defiende el trabajo y la producción nacional y permite la pérdida constante de fuentes de trabajo y la expulsión del pequeño y mediano productor del campo y agranda los cinturones de pobreza en las ciudades, con lo que trae aparejados problemas como el desarraigo, la pauperización de las familias trabajadoras, la marginalidad y la pérdida de inclusión social y derechos en las clases explotadas. Destacamos que en los últimos 6 años se perdieron más de la cuarta parte de los trabajadores del campo, lo que habla de decenas de miles de trabajadores rurales que abandonaron sus tierras.

Como vemos, la dimensión política y social están muy articuladas, y desnuda un hecho que se quiere esconder de parte del oportunismo en el movimiento sindical y en el gobierno por supuesto, que es la vigencia de la lucha de clases.

Este Plan de ordenamiento Territorial también deja al desnudo esta lucha de clases. Capitales imperialistas o por lo menos extranjeros, con el cultivo de secanos y el uso indiscriminado de agrotóxicos cada vez más potentes, contaminando otro tipo de producción de alimentos, frutas y verduras, carne y leche, terminará en un futuro no muy lejano, concentrando más aún la tierra en pocas manos, expulsando a más pequeños y medianos productores del campo canario y obreros rurales, hipotecando la soberanía alimentaria, empobreciendo los ya contaminados cursos de agua, las tierras y el aire. Cambiando también en forma negativa el paisaje canario, sin pequeños y medianos productores, con grandes extensiones de cultivos de secano, feedlots, etc.

No debemos olvidar tampoco, la creación de la ley de riego que amplía el poder de la oligarquía criolla y del capital imperialista, ya que pone en sus manos el manejo del agua para riego, y su uso y venta por privados que tengan la infraestructura necesaria para acumular agua en sus tierras, encareciendo toda la cadena productiva de alimentos para consumo humano.

Evidentemente es parte del desarrollo de un país llevar el capitalismo al campo. Pero una cosa es que, de forma soberana, planificada y en favor de la producción nacional se vayan mejorando las condiciones de vida de una región, en este caso el Departamento Canario, y otra que ese cambio, la capitalización del campo sea llevado adelante por empresarios extranjeros supeditados a sus mezquinos intereses y a los intereses de los países de origen.

Algún productor cercano al oficialismo argumentó en favor del uso de agrotóxicos, presentándose como productor de manzanas y explicando que él usaba plaguicidas en sus montes frutales. Floja argumentación ya que no se puede comparar una cura de frutales, al invasivo uso mediante aviones fumigadores o “mosquitos” de grandes extensiones de soja transgénica, que perjudica en gran medida a quienes se dedican a otras actividades agropecuarias y están vecinas a los sojeros.

Que toda actividad humana produce cambios en el medio ambiente, es cierto. Y el mundo moderno necesita desarrollar la producción en beneficio de sus habitantes. Por lo tanto, esa actividad del hombre sobre el medio ambiente debe hacerse de acuerdo con las necesidades de una sociedad concreta, de un país concreto, y no de acuerdo con las imposiciones de los países imperialistas que vienen a invertir en actividades que son prohibidas en el país de origen. En el tema de la soja transgénica, tiene su razón de ser en nuestro país no basado en nuestras necesidades, sino en las necesidades de imperialismos como China, Estado Unidos u otros, que se dedican a la cría de animales alimentándolos a base de esta soja T. que se viene a producir en Uruguay, por la quita de impuestos a estas actividades y se puede exportar libremente sin tener detracciones.

Por todas estas cuestiones, es que nos manifestamos en contra de este Plan de Ordenamiento Territorial “Ruralidades Canarias” hasta tanto no quede explícitamente establecida la prohibición de la producción de soja T. en el Departamento.

                                                                                   Jorge Pérez.

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