La lucha contra la soja transgénica en Canelones.
Rechazo de los productores y vecinos en audiencia
pública al POT.
El
viernes 29 de junio a las 19 horas en la Sala Lumiere del complejo cultural de
la Intendencia Municipal de Canelones, en la calle J. Batlle y Ordoñez 621 de
la Capital canaria, se realizó la audiencia pública para presentar ante la
población el Plan de Ordenamiento Territorial llamado “Ruralidades Canarias”
por parte de autoridades de la Intendencia y autoridades nacionales.
En
dicho evento se dieron cita diferentes organizaciones sociales y vecinos del
Departamento, que se manifestaron en desacuerdo con dicho plan, por las
inseguridades que deja en evidencia la
intención de las autoridades y las clases dominantes de abrir las puertas al
agronegocio en el Departamento, sacrificando a los pequeños y medianos
productores de alimentos en un proceso que se viene dando desde hace años, con
la pérdida de miles de productores familiares, pequeños y medianos tamberos y
productores granjeros, lecheros, ganaderos y horti frutícolas en toda la
región.
Las
autoridades de la Intendencia canaria, ajustándose a un proyecto económico que
se ha establecido a nivel nacional, pretenden conjugar el agronegocio con la
producción nacional familiar en el Departamento, en un plan que quedó demostrada su inviabilidad con
el incidente de la ruta 33 en el paraje La Armonía hace un año, donde un
productor sojero argentino de 2000 hectáreas causó daños irreparables a unos
siete productores familiares, que se dedican a la producción de tomates y
morrones y otras hortalizas.
Para
la Comisión por un Canelones Libre de Soja Transgénica participante en la
audiencia citada, el Plan de Ordenamiento Territorial presentado quedó carente
de legitimidad ante la población que demostró su resistencia al mismo.
Diferentes dimensiones del problema de la soja transgénica.
En primer término, para
nosotros es muy importante, el tema de la Soja T. y tiene una dimensión política. El gobierno
está jugado a la captación de capitales imperialistas que inviertan en el país,
y en ese empeño está dispuesto a entregar todo para lograrlo. Así se dan
beneficios impositivos que no se les dan a productores uruguayos, no se les
controla el uso de agrotóxicos y gozan de beneficios para la plantación y
exportación de productos primarios de muy escaso valor agregado (poca mano de
obra), y nada de control del uso indiscriminado de nuestras tierras, el agua y
la contaminación del aire. Aquí entramos a la dimensión ecológica, que no deja
de ser una decisión política.
Muchas veces hacemos hincapié
en esa dimensión ecológica, que lleva a la dimensión de la salud y convivencia
en nuestra sociedad, y afirmamos que la denuncia y lucha en su defensa es
correcta pero insuficiente para combatir un tema que tiene profundas raíces en
la dimensión política económica y social.
Decimos que tiene
principal importancia la dimensión política de este tema, porque lleva al país
a la dependencia del capital imperialista en todas sus actividades.
Las decisiones políticas de
este gobierno tienen una base económica que lleva a la primarización de la
economía, llevando al país al agronegocio, plantaciones de soja y maíz
transgénicos, montes de eucaliptus para las plantas de celulosa, y ha
extranjerizado más de la mitad de la tierra productiva de nuestro país.
Porque no defiende el
trabajo y la producción nacional y permite la pérdida constante de fuentes de
trabajo y la expulsión del pequeño y mediano productor del campo y agranda los
cinturones de pobreza en las ciudades, con lo que trae aparejados problemas
como el desarraigo, la pauperización de las familias trabajadoras, la
marginalidad y la pérdida de inclusión social y derechos en las clases explotadas.
Destacamos que en los últimos 6 años se perdieron más de la cuarta parte de los
trabajadores del campo, lo que habla de decenas de miles de trabajadores
rurales que abandonaron sus tierras.
Como vemos, la dimensión
política y social están muy articuladas, y desnuda un hecho que se quiere
esconder de parte del oportunismo en el movimiento sindical y en el gobierno
por supuesto, que es la vigencia de la lucha de clases.
Este Plan de ordenamiento
Territorial también deja al desnudo esta lucha de clases. Capitales
imperialistas o por lo menos extranjeros, con el cultivo de secanos y el uso
indiscriminado de agrotóxicos cada vez más potentes, contaminando otro tipo de
producción de alimentos, frutas y verduras, carne y leche, terminará en un
futuro no muy lejano, concentrando más aún la tierra en pocas manos, expulsando
a más pequeños y medianos productores del campo canario y obreros rurales,
hipotecando la soberanía alimentaria, empobreciendo los ya contaminados cursos
de agua, las tierras y el aire. Cambiando también en forma negativa el paisaje
canario, sin pequeños y medianos productores, con grandes extensiones de
cultivos de secano, feedlots, etc.
No debemos olvidar
tampoco, la creación de la ley de riego que amplía el poder de la oligarquía
criolla y del capital imperialista, ya que pone en sus manos el manejo del agua
para riego, y su uso y venta por privados que tengan la infraestructura necesaria
para acumular agua en sus tierras, encareciendo toda la cadena productiva de
alimentos para consumo humano.
Evidentemente es parte
del desarrollo de un país llevar el capitalismo al campo. Pero una cosa es que,
de forma soberana, planificada y en favor de la producción nacional se vayan
mejorando las condiciones de vida de una región, en este caso el Departamento
Canario, y otra que ese cambio, la capitalización del campo sea llevado
adelante por empresarios extranjeros supeditados a sus mezquinos intereses y a
los intereses de los países de origen.
Algún productor cercano
al oficialismo argumentó en favor del uso de agrotóxicos, presentándose como
productor de manzanas y explicando que él usaba plaguicidas en sus montes
frutales. Floja argumentación ya que no se puede comparar una cura de frutales,
al invasivo uso mediante aviones fumigadores o “mosquitos” de grandes
extensiones de soja transgénica, que perjudica en gran medida a quienes se
dedican a otras actividades agropecuarias y están vecinas a los sojeros.
Que toda actividad humana
produce cambios en el medio ambiente, es cierto. Y el mundo moderno necesita
desarrollar la producción en beneficio de sus habitantes. Por lo tanto, esa
actividad del hombre sobre el medio ambiente debe hacerse de acuerdo con las
necesidades de una sociedad concreta, de un país concreto, y no de acuerdo con
las imposiciones de los países imperialistas que vienen a invertir en
actividades que son prohibidas en el país de origen. En el tema de la soja
transgénica, tiene su razón de ser en nuestro país no basado en nuestras
necesidades, sino en las necesidades de imperialismos como China, Estado Unidos
u otros, que se dedican a la cría de animales alimentándolos a base de esta
soja T. que se viene a producir en Uruguay, por la quita de impuestos a estas
actividades y se puede exportar libremente sin tener detracciones.
Por todas estas
cuestiones, es que nos manifestamos en contra de este Plan de Ordenamiento
Territorial “Ruralidades Canarias” hasta tanto no quede explícitamente
establecida la prohibición de la producción de soja T. en el Departamento.
Jorge Pérez.
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