martes, 17 de julio de 2018


La dialéctica de la inseguridad ciudadana. Parte II.

“Nos regalan miedo para vendernos seguridad”.

 En esta segunda entrega sobre el tema de “Seguridad Ciudadana”, pretendemos demostrar cómo las clases dominantes tienen un gran negocio detrás del sentimiento de inseguridad que vive la población. Sentimiento alimentado sí por los medios de difusión, que no informan sobre los por qué de la inoperancia policial en estos momentos, y sin embargo se corre como reguero de pólvora las movilizaciones de ciudadanos organizadas sobre todo por elementos de los partidos reaccionarios, en las que caen también ciudadanos de todo pelo que pasan del sentimiento al acto sin pensar demasiado y caen en el facilismo de pedir más represión y control social pensando que esa es la solución a un problema que es mucho mas complejo, y que tiene diversas causales e intencionalidades en su tratamiento.

Evidentemente, este estado de cosas lleva a que la gente compre. Compre cámaras de seguridad, compre servicios como guardias privados, en los boliches cada vez más patovicas, el Ministerio del Interior pone cámaras en las calles y en las zonas donde los vecinos más se movilizan y más preocupados están por lo que sucede o lo que es peor aún, en los lugares donde vive la clase económicamente más pudiente. Compramos rejas para encerrarnos como tomando conductas agorafóbicas incentivadas desde los mensajes mediáticos.

Danzan los millones de pesos, se benefician empresas que no solucionan nada porque para atacar la inseguridad, hay que ocuparse de varios temas en que el Estado está omiso.

En esta rendición de cuentas se incrementan los gastos del Ministerio del Interior, y se rebajan las partidas para cubrir derechos fundamentales de la población como salud, vivienda, educación áreas que bien gestionadas, tendrían como consecuencia bajar los índices de violencia y un mejor relacionamiento social. Tenemos a miles de ciudadanos que, transitando solamente por el centro de Montevideo, ya están super identificados y controlados sus movimientos. Solamente que están controlados los que van y vienen del trabajo, de los centros de estudio o de alguna instancia recreativa. Pero sabemos también que esas cámaras sirven para identificar a quienes se movilizan en defensa de sus derechos como el salario y trabajo dignos, derechos de la mujer, la diversidad sexual, y la salud sexual y reproductiva, en definitiva, un mayor control social hacia las organizaciones que cuestionan a esta sociedad burguesa.

Cuando sucede un hecho infraccional a la ley penal, no se puede evitar porque no hay personal autorizado con los recursos materiales necesarios para reprimir la acción y mucho menos prevenirla. Miles de millones tirados, o regalados a empresas que no pueden solucionar el problema. Entonces una acción vecinal que pide una solución logra en cambio un problema más, y más caro. Siguen inseguros, y controlados por quienes debían protegerlos de algún incidente de violencia. Todo hecho lleva incluido su contrario, que se manifiesta según las circunstancias. La sociedad como cuerpo se desarrolla en lucha de contrarios y las ideologías parten de una base que es la división de la sociedad capitalista en clases sociales. Los intereses de las clases dominantes, que entregan al país al capital imperialista, no son los mismos intereses que los de las clases trabajadoras. La violencia que sufren los trabajadores, además de provenir del lumpemproletariado que delinque, estafa, roba y mata, también la sufren de parte del capital, que lo explota, le paga magros salarios o lo condena a la desocupación. También sufre la violencia organizada del Estado burgués, que lo reprime en sus manifestaciones, le da magros presupuestos a la salud, la vivienda y la educación y no soluciona correctamente los problemas de seguridad por supuesto.


Esta frase es ilustrativa de lo que vemos que pasa en las movilizaciones por la seguridad en diferentes puntos del país. Es indudable que desde las clases que ostentan el poder económico y político se quiere propagar la idea entre las masas en general, de que estamos inseguros porque no hay respuesta adecuada al delito. Pero un femicidio también es delito, y no se acompañan las movilizaciones feministas en la misma medida y en todos lados, las alertas feministas ante cada asesinato de una mujer son un grito combativo contra las barbaridades del patriarcado, y muchas veces se ven en las redes posiciones misóginas en referencia a las movilizaciones por los derechos femeninos, y la igualdad de género, etc. Esto también tiene un trasfondo económico y de posesión, de cosificación del otro, en este caso la mujer.

Debemos entender que el delito es parte del sistema capitalista. Lo que viene sucediendo es que se ha incrementado el nivel de violencia en la resolución de conflictos y que socialmente a lo que debemos apuntar es a educar para corregir eso.

En las relaciones sociales, permanentemente nos encontramos con contradicciones entre grupos, individuos, instituciones. Las sociedades se desarrollan resolviendo esas contradicciones. Sin embargo, hay contradicciones como la de imperialismo – nación y capital y trabajo que consideramos antagónicas, que se solucionan a través de la lucha de clases en el curso del desarrollo histórico de cada sociedad.

En lo micro social podemos decir, en el barrio, la familia, en el trabajo siempre se dan situaciones de desacuerdo, conflictos que hoy por hoy, cada vez más se pretenden resolver a través de la violencia, con mucha falta de empatía y de la imposición en lugar de la negociación, problemas que podemos incluirlos en el plano cultural, educativo.

Hay problemas de agresión social que existen, aunque el pasaje al acto concreto está latente, no se ha consumado aún, o mejor dicho hay individuos vulnerados (que es una forma sórdida de violencia), que ejerce el Estado y las clases dominantes sobre grupos de individuos que aún no reaccionaron en consecuencia, y nos referimos a los grupos que viven en situación de calle, en los cantegriles sin las necesidades mínimas satisfechas, sin techo, comida, vestimenta ni atención de la salud. Es un tema que está muy atado a las políticas económicas de los gobiernos que apuestan a la primarización de la economía y ha causado en los últimos cuatro años la pérdida de 50 mil puestos de trabajo principalmente en la industria manufacturera. Si todos los que viven en asentamientos, y todos los que viven en situación de calle actuaran en consecuencia a sus vivencias, los niveles de violencia se dispararían a cifras mucho mayores seguramente.

Dese este punto de vista, se deben dar soluciones a las situaciones de los más vulnerables en el sentido de mejorar su calidad de vida, cosa que se logra mediante el trabajo y el salario dignos. Se nos dirá que todos los gobiernos tienen eso en mente. Pero las medidas que se toman en política económica, de dependencia del Estado al imperialismo, a favorecer al capital financiero internacional, el vender las tierras al agronegocio de la soja, de las plantaciones de eucalipto y la extranjerización de la tierra que expulsan a decenas de miles de trabajadores y productores del campo, sumado a la destrucción de la industria manufacturera nacional ponen en contradicción el dicho y el hecho. Estas políticas económicas van en contra de la solución de los problemas sociales que vive nuestro país.

Basta ver el uso que se le dará al excedente del fondo de estabilización energética en esta rendición de cuentas, para ver como se favorece a la empresa imperialista de pasta de celulosa UPM en desmedro del pueblo trabajador uruguayo. Se destinará a financiar tanto las expropiaciones, como la ejecución de obras adicionales y adelantos a cuenta del pago por disponibilidad, derivados de los procesos de adjudicación del proyecto de infraestructura “Ferrocarril Central” o sea el que usará UPM exclusivamente. (ART. 310 de la Rendición de Cuentas 2017).

Desde ya, que la inducción al consumismo a que lleva esta política económica dependiente, que se basa en la circulación del dinero, al pago de la deuda externa para generar más deuda logrando nuevos préstamos de los organismos internacionales de crédito, necesita de una inclusión financiera de la mayor parte de la población posible, para tratar de paliar la crisis de superproducción relativa a nivel internacional y local a través del endeudamiento de los pobres. La idea es desparramar el crédito en la sociedad, pero no se sabe que hacer con los excluidos de este sistema, y con los que se van endeudando y no pueden acceder a más bienes de consumo. Muchos de los cuales son innecesarios o prescindibles para tener buena calidad de vida. El gran problema que se genera, gran oferta de todo tipo de bienes de consumo, y poco poder adquisitivo en la mayoría de la población para adquirirlos, por falta de trabajo, magros salarios o trabajo precario. Conclusión: esta mezcla explosiva engendra la frustración en los individuos y la violencia en todas sus expresiones.

                                                                           
                                                               Jorge Pérez.

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