lunes, 11 de noviembre de 2019


Decisión del pueblo el 24 de noviembre.
Reflexiones sobre nuestra postura partidaria.
Luego del último comunicado público de nuestro Partido Comunista Revolucionario conjuntamente a la lista 960 de la Agrupación “El Pueblo En Lucha” de Unidad Popular sobre qué hacer en la segunda vuelta de las elecciones del 24 de noviembre de 2019, muchos compañeros de ruta cuestionan la posición de apoyar a Martínez en el balotaje, invocando a la coherencia. Coherencia entendida por estos compañeros, en referencia a que la Unidad Popular siempre había tomado la posición de anular el voto o votar en blanco en las segundas vueltas del 2009 y 2014, en un contexto en que el Frente Amplio tenía las mayorías parlamentarias y ventajas sobre la derecha tradicional y que además una derecha fascistoide no se vislumbraba en el horizonte político nacional y regional como en estos momentos, y ante las políticas antipopulares y de entrega se soberanía que el Frente Amplio llevo adelante durante sus respectivos gobiernos.
Pero las sociedades son organismos vivos, cambian, se desarrollan en la lucha de clases y los partidos y movimientos populares sufren avances y retrocesos, y sucede que la coherencia revolucionaria no habla en términos de formalidades, ni de que no se cambie de táctica según los avatares de la lucha, en una situación concreta y en un momento histórico determinado. Muy por el contrario, pensamos que dicha coherencia consiste en  tomar posición siempre a favor de los explotados, de la clase obrera y el pueblo, tomando en cuenta nuestra condición de país oprimido por el imperialismo y las oligarquías nativas. En ese sentido debemos pensar con qué gobierno el pueblo va a sufrir más en los próximos cinco años, quien de los dos va a reprimir más las luchas que el pueblo debe dar, sea quien sea el que gane la segunda vuelta.
El materialismo nos permite ver la realidad tal cual es a los efectos de actuar sobre ella para transformarla; la dialéctica nos permite el buen tratamiento de las contradicciones existentes para resolverlas a favor del pueblo trabajador. En cada proceso histórico, en determinados momentos del acontecer social, hay contradicciones que en un momento fueron principales y ante un cambio de situación, pasan a ser secundarias. La contradicción principal es la que debemos resolver de forma inmediata, sin perder de vista las contradicciones fundamentales, que en nuestro caso serían imperialismo- nación, capital-trabajo, que son las que nos guían a lo largo del proceso de lucha revolucionario.
Una lectura acertada de la situación concreta en un momento histórico determinado nos llevará a aplicar las medidas necesarias para el logro de nuestros objetivos, mientras que el aferrarse dogmáticamente a posturas que fueron acertadas para determinados momentos históricos y que ya no lo son debido a los cambios que sucedieron en el proceso histórico de la sociedad nos pueden llevar a serias derrotas o a impedir nuestro desarrollo como fuerza política revolucionaria.
Salimos recién de una derrota electoral que impidió mantener presencia en el parlamento nacional a la Unidad Popular. Esta es también una dura  derrota para la clase obrera y el pueblo. Los obreros no tendrán nuestra defensa de sus luchas en la voz de un diputado, ni se elaborarán leyes en defensa de los oprimidos. Hoy será la lucha sindical, medioambiental, callejera, barrial, el medio por el cual se demostrará la fuerza de los explotados en defensa de sus intereses. Esas luchas deberán de contar con un contexto social y  político que les brinde las mayores libertades posibles en esta situación que se nos presenta en el futuro inmediato. No es lo mismo una coalición en donde se encuentra la derecha más reaccionaria que incluye a sectores militares, antiguos represores de la última dictadura militar, sectores como el de Larrañaga, derecha que pretende incluir mediante la creación de leyes artículos de la reforma “Vivir Sin miedo”, derrotada en las urnas por escaso margen, que incluye también al fiscal Zubía, a una derecha liberal de los dirigentes del Frente Amplio, que cuentan en sus bases con militantes honestos que todavía creen en esa herramienta como parte integrante de la izquierda uruguaya, y que podrán en un futuro, si nuestra táctica y estrategia son correctas, ser el músculo que permita un desarrollo fuerte de la Unidad Popular y los grupos y partidos que la componen generando condiciones subjetivas y objetivas para nuestro crecimiento.
La lucha de la izquierda consecuente de acá a cinco años pasará  por la lucha sindical principalmente, la lucha ambiental, en defensa de los pequeños y medianos productores, en la defensa del trabajo y la producción nacional para generar empleos genuinos, por la lucha salarial, vivienda digna, salud y educación para todos, en la lucha por los derechos de la mujer trabajadora, en contra dela violencia doméstica y los femicidios. No debemos pensar la lucha de clases solamente en términos electorales, ni que la representación parlamentaria lo define todo en el desarrollo de las contradicciones de clase que existen en nuestro país dependiente de capitalismo atrasado.
El Programa de la Unidad Popular deberá ponerse en juego en el contexto político mediante la lucha callejera, gremial, con un pueblo movilizado. Y para lograr la movilización popular en ese sentido, es necesario que haga carne en las masas sin partido e incluso aquellos trabajadores que votaron a la coalición multicolor de derecha, votantes del Frente que no están alineados a ningún sector, o aquellos que se seguirán desencantando de sus dirigentes a medida que éstos no den respuestas a las necesidades del pueblo, las propuestas de la Unidad Popular.
La diferencia que vemos respecto a elecciones anteriores en que el Frente Amplio accedió al gobierno, es que hoy se encuentran formando parte de esa coalición derechista opositora, partidos como Cabildo Abierto, conformado por ex militares y apoyados por integrantes de las fuerzas armadas, con un Manini Ríos que fue a saludar al fascista Bolsonaro, los blancos tienen a un Larrañaga inventor de la reforma “Vivir sin Miedo” que plantea los allanamientos nocturnos, la cadena perpetua revisable y el gatillo fácil para los represores.
Un fiscal Zubía en contra de las medidas alternativas a la privación de libertad. Pero además todos los partidos integrantes de la coalición, acelerarán el ajuste contra los trabajadores de forma salvaje.
 Talvi tiene como ejemplo de sistema  económico y educativo al sistema Chileno, privatizador de la educación, de la seguridad social, sistema al cual los estallidos sociales pusieron al descubierto mostrando el empobrecimiento de las masas trabajadoras, y la vigencia de las fuerzas represivas del asesino  Pinochet, que están masacrando, violando y encarcelando al pueblo trasandino que ya dijo basta de injusticias.
En tanto en Argentina, el pueblo trabajador le dio un golpe al Macrismo que los hambreó durante cinco años, con medidas neoliberales y un ajuste a fondo en contra de la clase trabajadora. Se levantó el pueblo ecuatoriano. Y  en Bolivia  la crisis política generada por la oligarquía Cruceña, apoyada desde el imperio yanqui culmina con un golpe de Estado y la renuncia del Presidente Evo Morales. Ejemplos de la región que nos dicen que acá en Uruguay la coalición de derecha reaccionaria, no es lo mismo que el Frente Amplio, a pesar de todas sus medidas antipopulares que éste último puede llegar a implementar y que no desconocemos.



Lo que se propone en la postura del PCR es generar condiciones para luchar mejor en defensa de los intereses populares.

Reconocemos en diversos detractores que publican comentarios en las redes sociales, un alto contenido de subjetivismo y hasta sectarismo.
El primero obtura la posibilidad de pensar racionalmente el problema planteado, y se debe a una reacción desde el sentir, comprensible debido a las políticas llevadas por el Frente Amplio tanto en lo económico como en lo político y social que no llevó a dar soluciones para el pueblo trabajador que sufre la crisis que vivimos en estos momentos. Da rabia la entrega que se hizo del país en estos últimos años, la falta de seriedad en el gasto público, los temas de seguridad ciudadana mal encarados, el bajo presupuesto para la educación, y el no haber aprobado el plan de vivienda popular de la UP, así como la no derogación de la ley de impunidad. De todas maneras debemos canalizar la bronca  a través de la lucha consciente.
El sectarismo entretanto, impide la diferenciación entre los dirigentes y los militantes de base que confían aún en la herramienta Frente Amplio como agente de cambio. A los primeros los combatimos, y a los segundos tratamos de ganarlos en la medida de nuestras posibilidades.
Estos problemas que se dan a la interna de Unidad Popular  si no son tratados correctamente interfieren en el intercambio de ideas para la elaboración de una táctica acertada para los años que se avecinan, en medio de una crisis económica a nivel nacional y regional que traerá serias consecuencias para el pueblo trabajador.
El Partido Comunista Revolucionario ha demostrado a lo largo de su historia, y en estos momentos en el proceso permanente de construcción y desarrollo de la Unidad Popular, su convicción unitaria y revolucionaria, lo que no implica la renuncia a su independencia dentro del frente que es la UP, y su derecho a manifestar su posición ante cada problema que la revolución uruguaya plantea a la lucha popular y prolongada a la que es necesario poner pienso entre medio del sentir y el hacer.
La práctica es un maestro ejemplar para dirimir estos temas. Las masas trabajadoras aprenden en su práctica de la vida cotidiana, en los centros de trabajo, en la lucha sindical, barrial, medioambiental, etc., y nos queda todo un período histórico que nos mostrará el camino a seguir hacia la victoria final.
Todos sabemos lo que son las políticas del Frente Amplio. No es a eso a lo que apostamos. Una vez más ponemos a la luz un problema que está presente, es una contradicción entre lo que dicen los dirigentes, y los problemas que tienen que enfrentar las bases que son trabajadores en su gran mayoría, y sufren los resultados de las políticas entreguistas que también el Frente Amplio llevó adelante durante sus gobiernos. Pero acá apostamos a generar condiciones para la lucha popular, y esto se logra llegándoles a las grandes masas de trabajadores que pierden sus empleos, sufren la rebaja salarial, pagan altos costos en las tarifas de la luz, el agua, la salud, los costos de los alimentos y tienen dificultades para educar a sus hijos, con nuestras propuestas de lucha y nuestra plataforma reivindicativa.
A pesar de reconocer todas estas malas políticas llevadas adelante por este gobierno, decimos que Lacalle Pou y la coalición de cinco partidos derechistas, es peor para el pueblo. Decimos que votar a Martínez el 24 de octubre es una medida que no significa ser frenteamplista ni apoyarlo en su gobierno. Luego del 24 la lucha continúa, con la independencia que nos caracteriza, en defensa de las medidas planteadas en nuestro programa.
¡A seguir construyendo Unidad Popular!
¡Arriba los que luchan!
                                                                          Jorge Pérez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario