Decisión del
pueblo el 24 de noviembre.
Reflexiones sobre nuestra postura partidaria.
Luego del último comunicado público de nuestro Partido
Comunista Revolucionario conjuntamente a la lista 960 de la Agrupación “El
Pueblo En Lucha” de Unidad Popular sobre qué hacer en la segunda vuelta de las
elecciones del 24 de noviembre de 2019, muchos compañeros de ruta cuestionan la
posición de apoyar a Martínez en el balotaje, invocando a la coherencia.
Coherencia entendida por estos compañeros, en referencia a que la Unidad
Popular siempre había tomado la posición de anular el voto o votar en blanco en
las segundas vueltas del 2009 y 2014, en un contexto en que el Frente Amplio
tenía las mayorías parlamentarias y ventajas sobre la derecha tradicional y que
además una derecha fascistoide no se vislumbraba en el horizonte político
nacional y regional como en estos momentos, y ante las políticas antipopulares
y de entrega se soberanía que el Frente Amplio llevo adelante durante sus
respectivos gobiernos.
Pero las sociedades son organismos vivos, cambian, se
desarrollan en la lucha de clases y los partidos y movimientos populares sufren
avances y retrocesos, y sucede que la coherencia revolucionaria no habla en
términos de formalidades, ni de que no se cambie de táctica según los avatares
de la lucha, en una situación concreta y en un momento histórico determinado. Muy
por el contrario, pensamos que dicha coherencia consiste en tomar posición siempre a favor de los
explotados, de la clase obrera y el pueblo, tomando en cuenta nuestra condición
de país oprimido por el imperialismo y las oligarquías nativas. En ese sentido
debemos pensar con qué gobierno el pueblo va a sufrir más en los próximos cinco
años, quien de los dos va a reprimir más las luchas que el pueblo debe dar, sea
quien sea el que gane la segunda vuelta.
El materialismo nos permite ver la realidad tal cual
es a los efectos de actuar sobre ella para transformarla; la dialéctica nos
permite el buen tratamiento de las contradicciones existentes para resolverlas
a favor del pueblo trabajador. En cada proceso histórico, en determinados
momentos del acontecer social, hay contradicciones que en un momento fueron
principales y ante un cambio de situación, pasan a ser secundarias. La
contradicción principal es la que debemos resolver de forma inmediata, sin
perder de vista las contradicciones fundamentales, que en nuestro caso serían
imperialismo- nación, capital-trabajo, que son las que nos guían a lo largo del
proceso de lucha revolucionario.
Una lectura acertada de la situación concreta en un
momento histórico determinado nos llevará a aplicar las medidas necesarias para
el logro de nuestros objetivos, mientras que el aferrarse dogmáticamente a
posturas que fueron acertadas para determinados momentos históricos y que ya no
lo son debido a los cambios que sucedieron en el proceso histórico de la sociedad
nos pueden llevar a serias derrotas o a impedir nuestro desarrollo como fuerza
política revolucionaria.
Salimos recién de una derrota electoral que impidió
mantener presencia en el parlamento nacional a la Unidad Popular. Esta es también
una dura derrota para la clase obrera y
el pueblo. Los obreros no tendrán nuestra defensa de sus luchas en la voz de un
diputado, ni se elaborarán leyes en defensa de los oprimidos. Hoy será la lucha
sindical, medioambiental, callejera, barrial, el medio por el cual se
demostrará la fuerza de los explotados en defensa de sus intereses. Esas luchas
deberán de contar con un contexto social y político que les brinde las mayores libertades
posibles en esta situación que se nos presenta en el futuro inmediato. No es lo
mismo una coalición en donde se encuentra la derecha más reaccionaria que
incluye a sectores militares, antiguos represores de la última dictadura
militar, sectores como el de Larrañaga, derecha que pretende incluir mediante
la creación de leyes artículos de la reforma “Vivir Sin miedo”, derrotada en
las urnas por escaso margen, que incluye también al fiscal Zubía, a una derecha
liberal de los dirigentes del Frente Amplio, que cuentan en sus bases con
militantes honestos que todavía creen en esa herramienta como parte integrante
de la izquierda uruguaya, y que podrán en un futuro, si nuestra táctica y
estrategia son correctas, ser el músculo que permita un desarrollo fuerte de la
Unidad Popular y los grupos y partidos que la componen generando condiciones
subjetivas y objetivas para nuestro crecimiento.
La lucha de la izquierda consecuente de acá a cinco
años pasará por la lucha sindical
principalmente, la lucha ambiental, en defensa de los pequeños y medianos
productores, en la defensa del trabajo y la producción nacional para generar
empleos genuinos, por la lucha salarial, vivienda digna, salud y educación para
todos, en la lucha por los derechos de la mujer trabajadora, en contra dela
violencia doméstica y los femicidios. No debemos pensar la lucha de clases
solamente en términos electorales, ni que la representación parlamentaria lo
define todo en el desarrollo de las contradicciones de clase que existen en nuestro
país dependiente de capitalismo atrasado.
El Programa de la Unidad Popular deberá ponerse en
juego en el contexto político mediante la lucha callejera, gremial, con un
pueblo movilizado. Y para lograr la movilización popular en ese sentido, es
necesario que haga carne en las masas sin partido e incluso aquellos
trabajadores que votaron a la coalición multicolor de derecha, votantes del
Frente que no están alineados a ningún sector, o aquellos que se seguirán
desencantando de sus dirigentes a medida que éstos no den respuestas a las
necesidades del pueblo, las propuestas de la Unidad Popular.
La diferencia que vemos respecto a elecciones
anteriores en que el Frente Amplio accedió al gobierno, es que hoy se
encuentran formando parte de esa coalición derechista opositora, partidos como
Cabildo Abierto, conformado por ex militares y apoyados por integrantes de las
fuerzas armadas, con un Manini Ríos que fue a saludar al fascista Bolsonaro,
los blancos tienen a un Larrañaga inventor de la reforma “Vivir sin Miedo” que
plantea los allanamientos nocturnos, la cadena perpetua revisable y el gatillo
fácil para los represores.
Un fiscal Zubía en contra de las medidas alternativas
a la privación de libertad. Pero además todos los partidos integrantes de la coalición,
acelerarán el ajuste contra los trabajadores de forma salvaje.
Talvi tiene
como ejemplo de sistema económico y
educativo al sistema Chileno, privatizador de la educación, de la seguridad
social, sistema al cual los estallidos sociales pusieron al descubierto
mostrando el empobrecimiento de las masas trabajadoras, y la vigencia de las fuerzas
represivas del asesino Pinochet, que
están masacrando, violando y encarcelando al pueblo trasandino que ya dijo
basta de injusticias.
En tanto en Argentina, el pueblo trabajador le dio un
golpe al Macrismo que los hambreó durante cinco años, con medidas neoliberales
y un ajuste a fondo en contra de la clase trabajadora. Se levantó el pueblo
ecuatoriano. Y en Bolivia la crisis política generada por la oligarquía
Cruceña, apoyada desde el imperio yanqui culmina con un golpe de Estado y la
renuncia del Presidente Evo Morales. Ejemplos de la región que nos dicen que acá
en Uruguay la coalición de derecha reaccionaria, no es lo mismo que el Frente
Amplio, a pesar de todas sus medidas antipopulares que éste último puede llegar
a implementar y que no desconocemos.
Lo que se
propone en la postura del PCR es generar condiciones para luchar mejor en
defensa de los intereses populares.
Reconocemos en diversos detractores que publican
comentarios en las redes sociales, un alto contenido de subjetivismo y hasta
sectarismo.
El primero obtura la posibilidad de pensar
racionalmente el problema planteado, y se debe a una reacción desde el sentir,
comprensible debido a las políticas llevadas por el Frente Amplio tanto en lo
económico como en lo político y social que no llevó a dar soluciones para el
pueblo trabajador que sufre la crisis que vivimos en estos momentos. Da rabia
la entrega que se hizo del país en estos últimos años, la falta de seriedad en
el gasto público, los temas de seguridad ciudadana mal encarados, el bajo
presupuesto para la educación, y el no haber aprobado el plan de vivienda
popular de la UP, así como la no derogación de la ley de impunidad. De todas
maneras debemos canalizar la bronca a
través de la lucha consciente.
El sectarismo entretanto, impide la diferenciación
entre los dirigentes y los militantes de base que confían aún en la herramienta
Frente Amplio como agente de cambio. A los primeros los combatimos, y a los
segundos tratamos de ganarlos en la medida de nuestras posibilidades.
Estos problemas que se dan a la interna de Unidad
Popular si no son tratados correctamente
interfieren en el intercambio de ideas para la elaboración de una táctica
acertada para los años que se avecinan, en medio de una crisis económica a
nivel nacional y regional que traerá serias consecuencias para el pueblo
trabajador.
El Partido Comunista Revolucionario ha demostrado a lo
largo de su historia, y en estos momentos en el proceso permanente de
construcción y desarrollo de la Unidad Popular, su convicción unitaria y
revolucionaria, lo que no implica la renuncia a su independencia dentro del
frente que es la UP, y su derecho a manifestar su posición ante cada problema
que la revolución uruguaya plantea a la lucha popular y prolongada a la que es
necesario poner pienso entre medio del sentir y el hacer.
La práctica es un maestro ejemplar para dirimir estos
temas. Las masas trabajadoras aprenden en su práctica de la vida cotidiana, en
los centros de trabajo, en la lucha sindical, barrial, medioambiental, etc., y
nos queda todo un período histórico que nos mostrará el camino a seguir hacia
la victoria final.
Todos sabemos lo que son las políticas del Frente
Amplio. No es a eso a lo que apostamos. Una vez más ponemos a la luz un
problema que está presente, es una contradicción entre lo que dicen los
dirigentes, y los problemas que tienen que enfrentar las bases que son
trabajadores en su gran mayoría, y sufren los resultados de las políticas
entreguistas que también el Frente Amplio llevó adelante durante sus gobiernos.
Pero acá apostamos a generar condiciones para la lucha popular, y esto se logra
llegándoles a las grandes masas de trabajadores que pierden sus empleos, sufren
la rebaja salarial, pagan altos costos en las tarifas de la luz, el agua, la
salud, los costos de los alimentos y tienen dificultades para educar a sus
hijos, con nuestras propuestas de lucha y nuestra plataforma reivindicativa.
A pesar de reconocer todas estas malas políticas
llevadas adelante por este gobierno, decimos que Lacalle Pou y la coalición de
cinco partidos derechistas, es peor para el pueblo. Decimos que votar a
Martínez el 24 de octubre es una medida que no significa ser frenteamplista ni
apoyarlo en su gobierno. Luego del 24 la lucha continúa, con la independencia
que nos caracteriza, en defensa de las medidas planteadas en nuestro programa.
¡A seguir construyendo Unidad Popular!
¡Arriba los que luchan!
Jorge Pérez.
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