domingo, 2 de febrero de 2020


24 de noviembre:

Después del balotaje.

Escribe:  Jorge Pérez
El domingo 24 de noviembre de 2019 el pueblo uruguayo se expresó en las urnas y quedó dividido en dos mitades prácticamente, ya que la diferencia entre Luis Lacalle Pou y Daniel Martínez llegó a más o menos los 30 mil votos.

Desde la izquierda revolucionaria somos conscientes de que  no hay proyectos de cambios profundos en ninguno de los dos candidatos ni las fuerzas políticas que componen ambas propuestas, pero menos aún en la coalición multicolor como les gusta autodenominarse a los integrantes de la derecha más reaccionaria que se juntó luego de la primera vuelta de octubre, para derrotar al “progresismo” del Frente Amplio.

La coalición que se formó para impulsar la fórmula Luis Lacalle Pou – Beatriz Argimón en esta segunda vuelta, está integrada por el Partido Colorado que en las últimas elecciones no levanta cabeza como para llegar a un balotaje, Novick que es un  empresario explotador de trabajadores y sin experiencia política anterior, El nuevo partido de ultraderecha Cabildo Abierto que cuenta entre sus filas a militares y exmilitares fascistas, con el ex comandante del ejército Gral. Retirado Guido Manini Ríos encabezando las listas al Senado y candidato a la presidencia por dicho partido. Luego también se suma el Partido Independiente, que se autodefine de centro socialdemócrata, y que también fue uno de los grandes perdedores de la primera vuelta, sacando apenas un diputado luego de haber llegado a un senador y tres diputados.

Cinco partidos de derecha, con distintos grados de reaccionarismo, pero muy antipopulares todos, se juntan en un compromiso firmado a las apuradas para sacar al Frente Amplio del Gobierno que obtuvo durante tres períodos consecutivos.

El Frente Amplio que también tomó una serie de medidas económicas antipopulares, realizando una contra reforma agraria que llevó a que más de la mitad de las tierras productivas de nuestro país pasaran a manos de extranjeros (inclusive a sociedades anónimas), en el período de Mujica, que también llevó  a que se perdieran más de 50 mil empleos en los últimos años, y a que la industria nacional se desmantelara para beneficio de los grandes capitales imperialistas.

En estos quince años de Frente Amplio, grandes capitales imperialistas junto a la oligarquía criolla, hicieron su agosto, con actividades contaminantes como la fabricación de pasta de celulosa, la forestación, y las plantaciones de soja. Mientras tanto, se destruyen actividades como la lechería, la industria del cuero y el resto de la industria manufacturera, destruyendo la pequeña y mediana industria nacional y corriendo a los pequeños y medianos productores del campo.

En el terreno político, la ultraderecha fascista ensoberbecida por el retroceso electoral de la izquierda revolucionaria y el reformismo progresista, en plena veda electoral saca sendos comunicados, uno a través de la revista Nación y otro mediante un video grabado por el propio candidato Manini Ríos, ex comandante de las Fuerzas Armadas en funciones hasta más o menos un mes antes de las elecciones primarias de octubre, con un contenido sumamente reaccionario y antidemocrático, en un tono propio de los militares golpistas del año 1973. Esto demuestra que la ideología golpista se anida en las fuerzas armadas, y ante la más mínima demostración de debilidad de las instituciones democráticas están dispuestas a actuar, montando provocaciones o haciendo declaraciones amenazantes y lesivas de todo orden institucional, y principalmente demostrando su odio a las clases trabajadoras y a todos los agentes de cambio en nuestra sociedad.

Estos sectores fascistas no están solos. Cuentan con el apoyo del imperialismo yakee, y los sectores oligárquicos terratenientes así  como del sector financiero.

En Chile, Ecuador, Bolivia, Colombia y Argentina, las clases dominantes van perdiendo terreno ante el embate de las luchas populares. Tienen que retroceder en sus aspiraciones de  ajuste permanente en contra de los intereses de los trabajadores y el pueblo o como en el caso de Bolivia, dar un golpe de estado. En nuestro país, los mismos sectores nacionales que pierden terreno en América Latina están viendo las barbas del vecino arder y ponen las suyas en remojo. Y lo hacen mediante las amenazas, las provocaciones para intentar amedrentar al pueblo trabajador, para que no haga reclamos y no plantear las luchas que tendrán que venir si queremos defender a la clase trabajadora, en contra de los ajustes antipopulares que al estilo Macri en Argentina, Piñera en Chile y Duque en Colombia, al estilo del golpe de estado en Bolivia, etc., verán necesario hacer de encontrarse gobernando en los próximos cinco años.

Un Lacalle Pou, débil en una coalición que le presenta sus exigencias, vio su programa diluido en propuestas más reaccionarias aún que las suyas y eso hará que los trabajadores deban defender a través de la lucha, las conquistas obtenidas durante años de movilizaciones junto a los estudiantes y pequeños y medianos productores por mantener sus fuentes de trabajo y el salario digno, junto a leyes promulgadas en defensa de sus derechos y mejora de la calidad de vida.

Dentro de esas fuerzas reaccionarias, encontramos apoyando y teniendo participación activa por ejemplo en las elecciones nacionales y en la intención de derogar leyes impulsadas por colectivos sociales, a sectores de la iglesia católica, y a iglesias evangélicas de todo pelo junto a los grandes medios de comunicación. Estos son parte de la reacción ideológica y tomaron posición por el Partido Nacional, pero también por Cabildo Abierto en contra de los avances logrados por las clases populares en un contexto de movilización en demanda de justas reivindicaciones en favor de los Derechos Humanos, en defensa de los derechos de la mujer trabajadora, en defensa de la salud sexual y reproductiva, en defensa de los derechos de las minorías, en contra del racismo y la misoginia así como el reconocimiento de los colectivos LGTB, trabajando en el sentido de su defensa en el derecho a tener un trabajo y un salario digno, una atención de salud adecuada y la no discriminación por su opción sexual.


Vienen por todo.


Vienen por todo, pero el pueblo trabajador y las organizaciones revolucionarias a pesar de querer castigar al gobierno progresista por sus medidas antipopulares tomadas durante su mandato, en la recta final hacia el balotaje puso su voto consciente a favor de Martínez y le salió al cruce a la coalición de derecha reaccionaria y emparejo las cifras, hasta el punto de que el candidato ganador cambió su discurso soberbio, y habló en la campaña de “tejer por el centro”,  de que “no se debe hablar de que se van, sino que se debe invitar a venir”, cuando en plena campaña se le escuchaba en sus discursos decir “que se van, se van”.

La paridad en el balotaje cambia el panorama político, y lo problematiza.

Sin embargo  el nuevo presidente electo tuvo llamadas de Mike Pompeo, vocero del imperialismo yanky y articulador de los ataques a Venezuela, y puso en el tapete la famosa Ley de urgente Consideración; un paquete ultra reaccionario que pretende borrar de un plumazo todas las conquistas sociales obtenidas por la clase obrera y el pueblo en los últimos tiempos.

 El oportunismo de toda laya no se predispone a la lucha. En la mesa representativa ampliada del 28 de noviembre  de 2019 no se pudo discutir el presente y el futuro de las luchas de la clase obrera porque el oportunismo propone un cuarto intermedio hasta los primeros días de diciembre, con una clara intención de no discutir el tema de la implantación de UPM2, el Ferrocarril Central, y la reforma de la ley de consejos de salarios pergeñada por el Ministro Munro, que debilita la posición de los trabajadores beneficiando a las patronales.

Esto significa que el “progresismo” continuará con sus políticas de conciliar el capital con el trabajo beneficiando a los grandes capitales imperialistas y a la oligarquía criolla.

Dentro del PIT-CNT, agrupaciones y sindicatos que maniobraban entre una independencia de clase lavada y una conciliación con el oportunismo, demostraron su propio oportunismo saludando unos a Lacalle por su triunfo en las elecciones, y apoyando el cuarto intermedio en la mesa representativa ampliada para no discutir los temas más trascendentes que se le plantean al movimiento sindical en esta hora, incluso violando los estatutos, porque un secretariado no puede tomar decisiones en contra de una resolución tomada en una mesa representativa ampliada.

Las agrupaciones y sindicatos consecuentes en la defensa de los intereses de los trabajadores, se retiraron para no avalar esa actitud reñida con la consecuencia y los principios de la clase trabajadora en su lucha por un país con justicia social.


La lucha que se viene.


En este contexto, las agrupaciones clasistas deben fortalecerse para tener una doble lucha: una lucha interna contra el oportunismo en el seno del movimiento sindical, y una lucha sin cuartel contra la batería de medidas antipopulares que el gobierno tiene preparada para este quinquenio.

 Pensamos que no hay espacio para la conciliación. El ajuste contra la clase obrera y el pueblo, aunque edulcorada con frases de conciliación de intereses será salvaje. Ajuste fiscal, beneficios para el capital financiero, más apertura a la inversión extranjera directa y primarización de la economía, serán acelerados junto a medidas desde el punto de vista tributario y  ajuste de salarios a la baja, junto al achicamiento del Estado por el lado de menos trabajadores públicos y rebaja salarial serán las recetas para achicar el déficit fiscal que exige el Fondo Monetario Internacional.

Dentro de la ley de urgente consideración, que incluye más de 400 articulos, se ven reflejadas todas las aspiraciones de Manini Ríos y de Jorge Larrañaga, nuevo Ministro del Interior, buscando favorecer la represión contra los trabajadores, limitando el derecho de huelga, judicializando la lucha popular y pretendiendo implantar el gatillo fácil en nuestro país.

Desde el pueblo trabajador, se deben unir las luchas por el salario, el cuidado del medio ambiente, por la defensa de los derechos de la mujer trabajadora, la lucha contra la plantación de transgénicos y el envenenamiento de nuestras tierras y nuestra agua por el uso abusivo de agro tóxicos por parte de los sojeros, la forestación y las plantas de celulosa a las que se les dio vía libre para hacer lo que crean necesario en Uruguay y contra la implantación de los mega basurales cerca de cursos de agua de nuestro Uruguay, así como en las cercanías de centros poblados. 


“El presente es de lucha”.

“El futuro es nuestro”.

¡Arriba los que Luchan!




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